¿Qué es la Salud Mental?

Empezar por aquí es básico para no confundir términos y concretar a qué nos referimos cuando hablamos de personas con problemas de salud mental o trastorno mental. La OMS define ‘salud’ como el estado de completo bienestar físico, mental y social, no sólo a la ausencia de afecciones o trastornos. Esto significa que el concepto de ‘salud mental’ está relacionado con la promoción del bienestar físico y psíquico, la prevención de trastornos mentales y el tratamiento y recuperación de las personas con problemas de salud mental.

La salud mental es, por tanto, algo que tenemos que cuidar. Prestarle atención será el primer paso para detectar, llegado el caso, un posible problema de estas características y afrontarlo. Tener problemas de salud mental no tiene nada que ver con debilidad de carácter, ni es culpa de la persona. Un problema de salud mental no impide, ni mucho menos, tener una vida plena, conseguir un trabajo, formar una familia o disfrutar de cualquier aspecto de la vida.

No suele haber una sola causa. Por regla general, para que aparezca un problema de salud mental debe darse una combinación de factores genéticos, del entorno social y de experiencias vividas. La mayoría de los problemas de salud mental suelen iniciarse en la adolescencia y juventud o tras sufrir algún suceso traumático como perder un trabajo, la muerte de un familiar, una separación o un desahucio. Aunque puede haber personas con más predisposición genética que otras a tener un trastorno mental, todos estos factores son desencadenantes:

  • El abuso de sustancias farmacológicas
  • El alcohol y las drogas
  • El estrés
  • Una vida familiar disfuncional
  • Situaciones de exclusión social
  • Situaciones de abusos
  • Las situaciones sobrevenidas
  • Malos hábitos nutricionales
  • Las expectativas culturales y/o sociales

Por eso, es fundamental tener claro que todas las personas podemos tener a lo largo de nuestra vida algún tipo de trastorno mental. También, que la salud mental se puede recuperar o mejorar y que las personas con trastorno mental estudian, trabajan, tienen familia, hijos, amigos y ejercen sus derechos y obligaciones como el resto de la ciudadanía.

Los problemas de salud mental no suponen ningún impedimento para poder llevar una vida normalizada y estar plenamente integrado en la sociedad, siempre que se cuente con los apoyos necesarios. De ahí que una atención individualizada y continua, así como la eliminación de las barreras sociales invisibles (prejuicios, estigma…), sean elementos fundamentales para garantizar la igualdad de oportunidades.

PARA
TENERLO
CLARO…

SALUD MENTAL

  • Es un estado de bienestar
  • Es imprescindible. No hay salud sin salud mental
  • Permite ser consciente de las capacidades individuales
  • Es algo que hay que cuidar
  • Posibilita afrontar las tensiones normales de la vida

TRASTORNO MENTAL

  • No es una culpa ni un castigo
  • No es siempre hereditario
  • No es mortal ni contagioso
  • No significa menor capacidad intelectual
  • No tiene por qué ser crónico
  • No convierte a las personas en seres peligrosos ni imprevisible

LA CRISIS TAMBIÉN PERJUDICA EL BIENESTAR MENTAL

En la última década se ha incrementado un 57% 1 el consumo de ansiolíticos en España. Durante la crisis, los trastornos del estado de ánimo aumentaron un 19,4 % y los de ansiedad un 8%2 . El desempleo y los problemas financieros desencadenaron la mayoría de los trastornos mentales, sobre todo en varones.3

(1) Fuente: Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
(2) Fuente: Crisis económica y salud mental. Informe SESPAS 2014 .
(3) Fuente: El impacto de la Gran Recesión en la salud mental en España. Informe SESPAS 2020

Todas las personas tenemos probabilidades de vivir con un trastorno mental, al igual que ocurre con muchos otros tipos de problemas de salud. De hecho, una de cada cuatro personas puede tener un trastorno mental a lo largo de la vida. Aunque teóricamente pueda haber personas con más predisposición que otras a tenerlos, los factores ambientales pueden afectar de forma determinante en la aparición de trastornos mentales, con lo que todas estamos expuestas a ello.

Aunque seguro que en algún momento de nuestra vida cualquiera hemos experimentado sentimientos de tristeza, ansiedad, insomnio, etc. estos síntomas sólo se considerarán un trastorno mental cuando provoquen un comportamiento social desajustado (es decir, un deterioro significativo social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad del individuo), causen un importante malestar subjetivo y sean persistentes en el tiempo.

Un estilo de vida saludable y una alimentación sana, con ritmos tranquilos, realizando ejercicio físico regularmente, evitando el estrés y el consumo de sustancias tóxicas, ayuda a prevenir los problemas de salud mental.

CREO QUE ALGO NO VA BIEN, ¿A QUIÉN PUEDO ACUDIR PARA QUE ME ORIENTE?

Como con cualquier otro problema de salud, ante los primeros signos de que una persona puede tener un problema de salud mental es aconsejable dirigirse
al personal médico de atención primaria para consultar tus dudas.

Los centros de atención primaria son la puerta de acceso al sistema sanitario y desde aquí se valorará la necesidad de derivarnos a los centros de salud mental
para recibir apoyo. Cuanto antes se pueda solicitar la ayuda, mejor será la evolución del problema de salud que nos afecta. En este sentido la detección y el diagnóstico precoz son fundamentales en el desarrollo de los problemas de salud mental.

Además de en los dispositivos sanitarios, puedes completar la orientación y la información en la Confederación SALUD MENTAL ESPAÑA, que ofrece un servicio individualizado de información y asesoramiento gratuito sobre salud mental. Si no te sientes con fuerzas y/o ánimo para pedir ayuda en tu centro de atención primaria, quizás puedas utilizar otro tipo de recursos para ello, los grupos de apoyo mutuo y el movimiento asociativo dedicado a la salud mental.

Existen muchas formas de afrontar y vivir la irrupción de un problema de salud mental. Tantas como personas. Inicialmente, nadie está preparado para asumir este impacto y la noticia obliga a la persona a asumir cometidos para los que habitualmente no está preparada.

Por eso, hay una serie de necesidades que, independientemente del tipo e intensidad del trastorno, son básicas para cualquier persona que se enfrenta a esta noticia:

  • Ser aceptada en su diversidad.
  • Respeto a su propia capacidad de decisión.
  • Tener autonomía para desarrollar tareas.
  • Protección de sus derechos.
  • Información sobre el trastorno mental.
  • Información legal.
  • Atención socio-sanitaria.

La familia y el entorno más cercano de la persona con un problema de salud mental también sufren los efectos del diagnóstico. También necesitan tiempo para interiorizarlo, ya que algunos trastornos mentales pueden conllevar importantes desajustes en el conjunto familiar y social, así como la aparición de sentimientos muy complejos y contradictorios como pueden ser la culpabilidad (respecto a sí mismos y a la persona con trastorno mental), la negación, el catastrofismo o la desesperanza.

Ante ello, lo más importante es la información y formación en salud mental, disponer de una red social y contar con el apoyo socioeconómico, sanitario y profesional
adecuado. Porque aparte de estos sentimientos, todos ellos lógicos, no podemos obviar que, en la mayoría de los casos, la familia pasa a asumir el rol de red cuidadora careciendo de la formación y los recursos necesarios para ello

La creencia generalizada de que los problemas de salud mental están íntimamente relacionados con la violencia no tiene base científica alguna.

No es cierto que las personas con trastornos mentales sean más agresivas ni tengan más probabilidades de cometer actos violentos ni delictivos que las personas sin estos problemas.

Tampoco que sean peligrosas para la sociedad. De hecho, ocurre en más ocasiones que estas personas sean víctimas de agresiones, malos tratos y abusos que responsables de un acto violento.

Los sucesos esporádicos en que una persona con trastorno mental comete actos de violencia -bien hacia ella misma (incluido el suicidio), bien hacia su entorno familiar o social-, se deben en su inmensa mayoría a que esta persona no recibe ninguna atención ni apoyo o son escasos. En ocasiones, incluso a pesar de haber realizado esfuerzos por su parte o la de su círculo más próximo por obtener atención sanitaria.

Por eso es fundamental que, en el ámbito sanitario, se realicen seguimientos individuales y continuados en el tratamiento a todas las personas con trastorno mental.

En el ámbito social y cultural, también es vital que los medios de comunicación informen de los problemas de salud mental desde un punto de vista positivo y no excluyente.

Porque relacionar los sucesos violentos con los trastornos mentales no sólo es falso en la mayoría de las ocasiones sino que, además, hace que se perpetúen ideas como que las personas con trastorno mental son violentas, agresivas y que actúan de forma irracional.

PARA
TENERLO
CLARO…

¿VÍCTIMA O VERDUGO?

Tener un trastorno mental no convierte a la persona en alguien más violento. En muchas ocasiones, se confunden las causas reales de una agresión o conducta violenta, relegándola a un problema psiquiátrico cuando puede deberse a otras causas:

  • Situaciones de defensa personal
  • Problemas socio-económicos
  • Consumo de droga
  • Violencia de género
  • Factores educacionales

En algunos casos, los actos violentos pueden ser consecuencia de una desatención social y sanitaria.

A pesar de que normalmente se confunden, son completamente diferentes. Un problema de salud mental no supone una menor capacidad intelectual.

MITO:

“El trastorno mental supone menor grado de inteligencia”.

REALIDAD:

Un problema de salud mental no tiene nada que ver con menor capacidad intelectual.